
Discurso pronunciado en Estocolmo el 10 de diciembre de 1945.
"Hija de la democracia chilena, me conmueve tener delante de mí a uno de los representantes de la tradición democrática de Suecia, cuya originalidad consiste en rejuvenecerse constantemente por las creaciones sociales más valerosas. La operación admirable de expurgar una tradición de materiales muertos, conservándole íntegro el núcleo de las viejas virtudes, la aceptación del presente y la anticipación del futuro que se llaman Suecia son una honra europea y significan para el Continente Americano un ejemplo magistral.
Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa. Ambas se alegran de haber sido invitadas al convivid de la vida nórdica, toda ella asistida por su folklore y su poesía milenaria. Mi patria, representada aquí por nuestro culto ministro Gajardo, respeta y ama a Suecia, y yo he sido enviada aquí con el fin de agradecer la gracia especial que le ha sido dispensada. Chile guardará la generosidad vuestra entre sus memorias más puras."
Gabriela Mistral
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